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Pep, aupado por sus compañeros. Aparcaron el disgusto de la semifinal de Copa
“20 años no es nada”. dice el tango de Carlos Gardel. En el caso de Pep Guardiola, 20 años sí ha sido mucho. Como todo el barcelonismo sabe, la carrera de uno de los mejores entrenadores de la historia del fútbol tuvo, previamente, una etapa gloriosa como jugador defendiendo los colores del club azulgrana. Tras formarse en La Masia, disputar 387 partidos y conquistar once títulos en el primer equipo, entre ellos la primera Copa de Europa del club, Guardiola jugó por última vez vestido de azulgrana el 24 de junio de 2001. Se cumplen hoy 20 años de aquella postrera imagen con el mítico 4 a la espalda.
Portada de MD el 25 de junio de 2001
Fue en la vuelta de las semifinales de la Copa del Rey, en un Camp Nou semivacío, que aparcó por unos instantes el enfado provocado por ver a su equipo eliminado del torneo por el Celta culminando una nueva temporada sin títulos, la segunda de las cinco consecutivas en blanco que acabaría sufriendo, a cambio de tributar la última ovación al gran capitán culé, último heredero del Dream Team de Johan Cruyff. Aupado por sus compañeros sobre el césped en una agridulce ceremonia improvisada tras consumarse el pírrico 1-1 frente al Celta, Guardiola elevó sus brazos para decir adiós a los 50.000 espectadores que pusieron en ‘stand by’ su cabreo por la eliminación para ovacionar al ‘noi de Santpedor’.
‘Guardiola merecía otro adiós’ fue el titular de la crónica firmada en MD por el añorado Andrés Astruells. Pep, el prototipo del tiki-taka que entonces aún no se llamaba así, se iba sin disfrutar la noche soñada. Pero supo hacer la lectura correcta. “Me voy muy feliz. He jugado en el equipo que soñaba y con grandes jugadores que me han hecho ser más grande. Yo no vine a hacer historia, sino a hacer mi propia historia. Me hubiera gustado irme ganando, pero hay cosas que cuando no pueden ser, no son”, dijo.
Pep, paseando en familia por un Camp Nou a oscuras
Casi tuvo más repercusión su último paseo, en familia, con el Camp Nou a oscuras y completamente vacío. Aún le quedaban cinco años más dándole a la pelota y nada menos que cuatro clubs (Brescia, Roma, Al-Ahli Doha y Dorados de Sinaloa) antes de emprender un ciclo en los banquillos que aún tiene su final por escribir, afortunadamente muy lejos, y que tuvo un inicio que ningún culé olvidará. Pero esa ya es otra historia.
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